Nacido en Priego de Córdoba, acabaría vinculándose con la ciudad de Málaga donde llegaría a ser alcalde por la candidatura de Unión Republicana. Su moderación le granjeó un gran respeto aunque acabaría fusilado en 1937.
El entonces joven fiscal de la Audiencia, Carlos Arias, se unió desde el primer momento al bando sublevado, llegando a ejercitar una cruel represión tras la caída de Málaga en manos de las fuerzas rebeldes.
