Carlos Arias Navarro nace en Madrid el 11 de diciembre de 1908.

Estudia Derecho en la universidad complutense de Madrid y tras aprobar las oposiciones a fiscal en 1933, su destino sería la Audiencia provincial de Málaga.

Al estallar el conflicto, se une al bando sublevado como capitán honorifico del cuerpo jurídico militar. Su cruel actuación tras caer la capital malagueña en manos del ejercito sublevado le valdrá el apodo de ¨El carnicerito de Málaga¨.

Durante los tres años de conflicto pasará por distintos destinos donde seguirá participando en juicios a republicanos.

Una vez acabada la guerra, retoma su profesión de fiscal lejos de la política y en 1942 aprueba su oposición a notario, siendo su primer destino Cuevas de Almanzora en Almería. Pero la vida rural no va con su carácter por lo cual acepta el cargo de Gobernador Civil y jefe provincial del movimiento en León.

Durante esta etapa conocerá a su esposa, la cual procede de una familia acaudalada. También entablará amistad con el general Alonso Vega el cual se convertiría en su principal promotor político, relación que a la postre le abriría las puertas del palacio del Pardo.

Después de pasar por distintos cargos de gobernador civil y tras ocho años en el cargo de director general de Seguridad, cuenta con apoyos suficientes en el régimen lo que lo lleva a ser nombrado alcalde de Madrid en 1965.

A finales de los años 60 se rumorea que puede ocupar un cargo de ministro, hecho que no ocurrirá hasta la llegada a la presidencia de Luis Carrero Blanco que lo nombra ministro de Gobernación. Tras la muerte del presidente, muchos piensan que debería ser sustituido ya que lo consideran el principal responsable de este hecho, pero Franco lo nombrará presidente del Gobierno. Una vez muerto el dictador, Don Juan Carlos I lo mantendrá en el cargo, lo que lo convertirá en el último presidente de la dictadura y el primero de la democracia, puesto del que será cesado debido a sus diferencias con el monarca.

En las elecciones de 1977 se presenta como candidato sin llegar a ser elegido. Después de esto se retira de la vida pública y de la política. Fallece en Madrid en 1989.

En los albores del siglo XX se trasladó a Barcelona y posteriormente a El Tejar, donde fue nombrado director del diario La Publicidad, que se acabaría convirtiendo en sus órgano personal y del que mantuvo el control hasta 1906 cuando fue cesado fulminantemente por su abierto apoyo a los “hechos del ¡Cu-Cut!”. Ese mismo año fundaría en la misma ciudad el diario El Progreso​.

En su faceta política, Lerroux militaría desde su juventud en los partidos republicanos, siendo su principal mentor Manuel Ruiz Zorrilla —líder histórico del republicanismo—. En 1901 fue elegido diputado por primera vez, escaño que revalidó durante los comicios de 1903 y 1905. Hacia 1903 el movimiento conocido social y político conocido como lerrouxismo, por haberse creado en torno a su propia figura, había alcanzado en Barcelona su momento cumbre.​ Ese año, además, participó en la fundación de la Unión Republicana, entre cuyos miembros se había contado con el republicano «histórico» Nicolás Salmerón. Sin embargo, pronto acabaría distanciándose y en 1908 funda y lidera el Partido Republicano Radical (PRR), donde podría en práctica una retórica demagógica caracterizada por un discurso obrerista, anticlerical y diametralmente opuesto al incipiente nacionalismo catalán. Posteriormente,  adoptaría posiciones más moderadas, jugando un importante papel en la proclamación de la Segunda República.

Enfrentado a los gobiernos de Azaña durante el llamado bienio «reformista», a partir de septiembre de 1933 asumiría la presidencia del Consejo de Ministros y se convirtió en uno de los principales árbitros de la situación política durante el bienio «radical-cedista». Sin embargo, este giro hacia posiciones mucho más conservadoras, llevó a su partido a sufrir varias escisiones, a la par que un notable descrédito dañaría su figura como consecuencia de una serie de escándalos de corrupción que se hicieron públicos a finales de 1935.

Tras el hundimiento del Partido Radical en las elecciones de 1936, Lerroux desapareció del escenario político, asumiendo el descalabro político de la formación que vio reducida su representación parlamentaria a 5 escaños.

Conocedor por su múltiples contactos de que se estaba gestando un levantamiento militar, el 17 de julio de 1936 abandonó su finca segoviana de San Rafael, donde se encontraba pasando unos días de descanso, y marchó precipitadamente hacia Portugal, manteniéndose en el exilio durante el resto de la contienda. Durante este periodo, al igual que muchos antiguos «radicales», Lerroux mostró su apoyo el bando sublevado, enviando en el primer aniversario de la contienda, un mensaje de adhesión al general Franco.

Enfermo y octogenario, regresó a España en 1947, instalándose en Madrid, donde fallecería dos años más tarde.

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