MUJERES DE LA GUERRA

Fueron también protagonistas directas de la tragedia, pero su papel pasó mucho más desapercibido. Y es que, con la excepcionalidad de los casos más relevantes, las mujeres de la guerra se vieron relegadas en numerosas ocasiones a un segundo plano. Con unas concepciones de rol mayormente opuestas, su visión de la familia, el hogar, la participación en la vida pública o en la propia contienda, marcaron profundas diferencias entre los dos bandos.

LA MUJER EN LA GUERRA CIVIL

Antecedentes de la movilización femenina

El papel de las mujeres durante la guerra civil no puede ser entendido si antes no realizamos una mirada retrospectiva al proceso que desde finales del siglo XIX y principios del XX demandaba un nuevo status social para un colectivo, el femenino, que siempre solía ser dejado de lado.

Si durante este periodo la sumisión al hombre y la dedicación al hogar fueron una constante que hacía ver una clara situación discriminatoria en los ámbitos social, económico y laboral, a partir de la década de 1920 empezó a crearse en España un movimiento feminista organizado. Sus objetivos incluían una reforma de la educación escolar femenina, facilidades laborales y equiparación de salarios, derogación de leyes consideradas discriminatorias y, cosa importante por entonces, demandaba el derecho a voto femenino.

La creciente conciencia social y política de las mujeres desde principios de siglo había posibilitado muchos avances que la República estuvo dispuesta a reconocer. Por primera vez una mujer tuvo acceso a puestos políticos y administrativos de importancia, pero tras el estallido de la guerra civil y la división de España en dos zonas las convulsiones que habría de sufrir el colectivo femenino determinaron dos maneras de entender su situación social.

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Cocina auxilio social

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Guerra civil española

Bandos diferentes, diferentes roles

El inicio de la guerra civil catapultó a las mujeres de la España republicana hacia nuevas actividades en el mundo político y social, actuando de catalizador de la movilización femenina. De este modo, la figura heroica de la miliciana se convirtió rápidamente en un símbolo de lucha del pueblo que, como se manifestaba en la numerosa propaganda de la época, rompía con la tradicional subordinación de la mujer y las reivindicaba portadoras del derecho a la igualdad de condición. Una igualdad que les haría sufrir especialmente la represión en la postguerra.

Por su parte, en el bando franquista nos encontramos con la difusión de valores y pautas de comportamiento que para las mujeres tendrían un significado ideológico y social muy marcado. La familia y el hogar serán sus principales ámbitos de actuación sin olvidar las labores asistenciales. En el nuevo contexto político y militar, la asociación de Falange Española de las JONS con el naciente régimen nacional posibilitó que la mujer, como colectivo social, fuera incluida en el nacionalsindicalismo a través de su Sección Femenina; allí tendría un papel asistencial tanto en el frente como en la retaguardia. El Auxilio de Invierno y posterior Auxilio Social, serían una buena prueba de ello.

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