Nacido en 1908, el que fuera último alcalde republicano de Montilla, tuvo su primer contacto con la política a finales de 1927 cuando a la edad de 19 años participó en la Casa del Pueblo en unas charlas de las Juventudes Socialistas. Tres años más tarde estará representando al centenar de afiliados montillanos en el II Congreso de la Federación Andaluza celebrado en Sevilla, siendo secretario de las Juventudes Socialistas de la localidad y de La Parra Productiva –agrupación creada en 1913 y adscrita a la socialista Unión General de Trabajadores–. 

Como secretario provincial de la sección agraria de la UGT (cargo que también ejerció), llevaría a cabo una importante labor en defensa de los trabajadores del campo lo que le convertiría en todo un referente en la provincia.

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones legislativas de febrero de 1936 y la posterior recomposición de los Ayuntamientos, Manuel Sánchez accede a la alcaldía de Montilla, donde la coalición de partidos republicanos y de izquierdas había doblado ampliamente los votos obtenidos por las candidaturas de los partidos de derechas.

Su breve mandato al frente de la Corporación se vería bruscamente interrumpido con el estallido de la Guerra Civil y la situación que a partir de ese momento se vive en la localidad, donde los sublevados se harían con el control en la misma noche del 18 de julio. Ante el comienzo de las represalias y al igual que harían muchos montillanos, entre ellos su propia familia, Manuel Sánchez comienza un periplo que le llevará en un primer momento a Espejo, donde actúa como presidente del comité de refugiados de Montilla y más tarde, el 22 de septiembre de 1936, a la localidad minera de Peñarroya en la que ejercerá como representante provincial de la UGT. El último año de la guerra se establecería en Valencia, ejerciendo como vicepresidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra.

El 28 de marzo de 1939, su mujer y sus dos hijos, la hermana de su esposa y su marido Antonio Torres Alcaide, consiguieron embarcar hacia Orán, partiendo hacia el exilio. Sin embargo, Manuel Sánchez Ruiz, junto a un grupo de paisanos, quedaría atrapado en el puerto de Alicante, siendo internado en el campo de concentración de Albatera. Muy pronto sería reclamado desde el juzgado de su localidad natal y el 29 de julio de 1939 ingresó en la cárcel del partido donde permaneció hasta el 19 de octubre de 1940 en que lo trasladaron a la prisión provincial de Córdoba. Condenado a muerte en consejo de guerra por el delito de «rebelión», sería fusilado en el cementerio de la Salud de Córdoba junto a otros 34 prisioneros. Sus cuerpos inertes fueron arrojados a una fosa común a las 6 de la madrugada del 1 de mayo de 1941, un día cargado de simbolismo para alguien que, como Sánchez Ruíz, había luchado durante tanto tiempo por los derechos de los trabajadores.

error: Contenido protegido !!