Los maquis y la guerrilla
El sometimiento de todo el país a las fuerzas sublevadas no significó para muchos el fin de la lucha armada y las partidas de guerrilleros, conocidos como el maquis, comenzaron a operar desde los últimos momentos de la contienda. La zona sur de la provincia de Córdoba, flanqueada por Sierra Morena y las estribaciones de la Subbética, fue también centro de acción de algunos grupos que representaron la última lucha contra el franquismo.
LOS MAQUIS Y LA GUERRILLA
De la resistencia armada a la supervivencia
Se conoce por maquis a la guerrilla de resistencia que, compuesta por perseguidos políticos, huidos y antifranquistas de distintas tendencias, opta por la lucha armada y actúa durante la posguerra española en zonas montañosas y de difícil orografía.
El término proviene de la palabra italiana «macchia», que hace referencia a un tipo de arbusto silvestre. El término «maqui» se empezó a utilizar en Francia para hablar de los guerrilleros que lucharon contra los alemanes tras la ocupación del país en la Segunda Guerra Mundial. La influencia francesa hizo que se utilizara en España para denominar a las personas que, ante la inminente victoria franquista, tomaron la decisión de «echarse al monte» y comenzar una lucha de guerrillas contra el ejército sublevado que se prolongaría incluso una vez finalizada la contienda.
La lucha de los maquis
Los maquis llevaron a cabo numerosas acciones para derrotar al bando franquista, aumentando cada año el número de personas que huían de las poblaciones por temores a las represalias y terminaban uniéndose a las distintas partidas de guerrilleros.
Una de las más famosas fue la denominada «Operación Reconquista de España», que desde la frontera francesa del Valle de Arán, quiso provocar un levantamiento del pueblo contra la dictadura franquista. Aunque finalmente acabó fracasando, se consideró el movimiento de mayor importancia y el objetivo al que habían aspirado cuantos se resistieron al abandono de las armas.
Por su parte, la provincia de Córdoba, una en las que se mantuvo el frente hasta el final de la guerra, llega al mes de noviembre de 1939 expectante ante la situación que se vive en Europa y el restablecimiento del Partido Comunista en el exilio. Surgirá así el inicio del maquis como fenómeno nacional coordinado, con las limitaciones de comunicación de la época, por las altas esferas del PCE. Con la Guerra Mundial decantada a favor de los aliados, los dirigentes comunistas ven probable el apoyo de las grandes potencias democráticas, EEUU, Francia e Inglaterra, a un alzamiento guerrillero contra Franco.
En este contexto, tal y como asegura el historiador Francisco Moreno Gómez, la franja septentrional de la provincia de Córdoba, un territorio tardíamente conquistado por los sublevados y donde son muy numerosos los «huidos» a la sierra, pasará a jugar un papel esencial dentro de los planes del PCE. Pedro Díaz Monje «Francés», natural de Hinojosa del Duque y militante comunista, alcanza una gran influencia en la zona al ser el primer rebelde en ejercer el mando sobre un amplio y bien organizado grupo de rebeldes. Pero en la resistencia cordobesa, que pronto queda instituida como 3ª Agrupación del Ejército Guerrillero de la Zona Centro y que se relaciona más con el maquis de Ciudad Real y Badajoz que con el de Granada y Málaga, abundan los nombres propios. Entre ellos destacan Julián Caballero Vacas (ex-alcalde de Villanueva de Córdoba), Manuel Hidalgo Medina «Bellota» (Belalcázar), Claudio Romera Bernal (Adamuz) o José Luna Cartán «El Ratón», último guerrillero de Villanueva de Córdoba, muerto en el término de Obejo en abril de 1949. A ellos habría que añadir algunos dirigentes enviados desde Francia por el PCE destaca Dionisio Tellado Vázquez «Mario de Rosa», que inicia su trayectoria como jefe de Estado Mayor del guerrillero «Carlos» en Extremadura y alcanza la jefatura de la milicia cordobesa.
También determinadas mujeres jugarían un papel importante en cuestiones como la provisión de víveres, destacando, entre otras, María Josefa López Garrido «La Mojea», presidenta de las Mujeres Antifascistas de Villanueva de Córdoba.
En el sur de la provincia, los hermanos Francisco, Juan y Sebastián Rodríguez Muñoz, más conocidos como «Los Jubiles», llegarían a alcanzar la categoría de mito.
Partida de Los Jubiles
Naturales de Bujalance, el origen de su lucha habría que buscarlo en el arraigo del anarcosindicalismo en su pueblo natal, donde ya tuvieron un destacado papel en los grupos de milicianos surgidos al comienzo de la guerra. De ahí pasarían a formar parte de la Columna Andalucía – Extremadura para acabar, finalmente, en el cuadro de mando de la 88º Brigada Mixta cuyas operaciones se desarrollaron en los frentes de Córdoba y Extremadura.
La primera acción que protagonizará el grupo armado tuvo lugar en Bujalance en el verano de 1939. En esta ocasión se desencadenó un tiroteo en el resultó muerto el sargento del puesto de la guardia civil. A partir de entonces la lucha comenzará a planificarse llevando a cabo golpes de gran efecto como el secuestro y posterior ejecución en la finca “Los Cerrillos” de Lopera, del bodeguero Miguel Velasco Chacón y su chofer Félix Matute Palomares. Durante esta época se moverán por la zona de Adamuz, Montoro y Bujalance, siendo en este último término donde ser producirían varios tiroteos con la guardia civil en los que resultarían abatidos varios integrantes de la partida.
El cerco cada vez mayor que viven en su primitiva zona de actuaciones, hace que se desplacen a tierras jiennenses, donde continuarán asaltando cortijos y enfrentándose a las fuerzas de orden público en los términos de Arjona, Bailén, Marmolejo, Andújar, Martos, Torredonjimeno y Villardompardo, cuando ya la partida se había dividido en dos grupos debido al gran número de integrantes que había alcanzado.
En 1943, acuciados por la necesidad de supervivencia, siguen cometiendo robos en cortijos de Montoro, Bujalance, Mengíbar y Linares, siendo en el verano de ese mismo año cuando conocerán a Juan Olmo García “Abisinio”, el mismo que les traicionará unos meses más tarde en la sierra de Montoro.
El 4 de septiembre de ese mismo año llevaron a cabo una de sus acciones más fructíferas. Se trató de un secuestro en la finca “La Cueva”, de Villanueva de la Reina donde consiguieron 125.000 pesetas. Sin embargo, dos meses más tarde, en un nuevo asalto a instancias del “Abisinio”, sufrirán un duro revés, resultando muerto Juan “Jubiles” y heridos su hermano Sebastián y otros miembros del grupo.
Nuevas refriegas con la guardia civil en la provincia de Ciudad Real y la delación de la red de enlaces de Bujalance por parte de un antiguo integrante de la partida, precederán a la madrugada del 6 de enero de 1944 en el cortijo Mojapies de Montoro. Allí acabó exterminada la última partida de guerrilleros del sur de Córdoba cuando tras la traición del “Abisinio”, fue rodeada por la Guardia Civil y en el tiroteo acabaron abatidos la mayoría de sus integrantes, entre ellos los dos hermanos “Jubiles” que aún quedaban con vida.
Dos días después, los hermanos Mateo y Manuel Alcalá, supervivientes de la mítica partida, fueron descubiertos por la guardia civil en el cortijo Loma Candelas, de Marmolejo, sucumbiendo en el tiroteo junto a Baldomero Arévalo García «Buengusto» y otros guerrilleros jiennenses.
El fin de la guerrilla en Córdoba
Pese a la importancia inicial de estas partidas, las numerosas bajas y el acoso de la Guardia Civil sobre enlaces y apoyos reducirán notablemente sus efectivos, de manera que a finales de los años 40 la guerrilla cordobesa tendrá un carácter meramente testimonial. A ello habría que sumar la actitud del PCE, que en 1948, tras la fallida operación del Valle de Arán, desestimaba la lucha armada masiva, sustituyéndola por la infiltración de pequeños grupos.
En 1950, los ya escasos integrantes de aquellas partidas acabarían sucumbiendo en los términos de Belalcázar, Belmez, Espiel, Fuenteobejuna y Villaviciosa, siendo precisamente de esta población José Ramos García “Ramitos”, el último guerrillero abatido en las sierras de Córdoba, el 3 de febrero de 1951.