Nacido en Baena en 1901, el trabajador del campo y líder anarcosindicalista José Joaquín Gómez Tienda, conocido como «El Transío», fue un destacado miembro de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), lo que motivó el que durante la Segunda República fuera detenido preventivamente en varias ocasiones, sobre todo cuando se declaraba alguna huelga. En julio de 1936, a raíz de la sublevación militar, fue miembro del Comité Revolucionario baenense cuyo cuartel general se instaló en el Asilo de San Francisco y donde fueron retenidas numerosas personas de conocida ideología derechista, religiosos o familiares de los sublevados que se había atrincherado en el cuartel y en otros puntos destacados de la ciudad.
Tras la entrada de la columna Sáenz de Buruaga el 28 de julio de 1936 y fracasado el intento de tomar nuevamente la población entre los días 5 y 6 de agosto de ese mismo año, su actividad se sitúa en el cortijo «El Adalid» donde junto a Joaquín Hornero Muñoz («Segundo»), comandará una centuria de milicianos que actuará en esta zona de la Campiña y se integrará más tarde en las confederales de Castro del Río, embrión de la Columna «Andalucía-Extremadura», posteriormente 88 Brigada Mixta.
Estas fuerzas ayudaron a la defensa de Castro del Río durante el ataque del general Varela los días 6 y 7 de agosto de 1936. Desde esa momento y una vez que las fuerzas sublevadas llevan a cabo la conocida como «campaña de la aceituna» en diciembre de ese mismo año, los núcleos de resistencia de la Campiña acabarían desapareciendo y con ellos el liderazgo que Gómez Tienda tuvo en los primeros meses de la guerra. Seria Comisario Político en los sectores de Pozoblanco y Villa del Río, sorprendiéndole el final de la contienda en la localidad de Almadenejos (Ciudad Real). Desde allí se trasladó a Úbeda (Jaén) donde intentó pasar inadvertido, pero muy pronto fue descubierto por el jefe falangista Mariano Ariza que le aconsejó regresase a Baena donde nada tendría que temer. Sin embargo, tras su llegada a la localidad fue inmediatamente detenido y el 14 de abril se instruyeron las primeras diligencias en las que se le señalaba «como principal dirigente y culpable moral y material de los luctuosos sucesos que ensangrentaron esta Ciudad durante los días del 18 al 28 de Julio de 1936 y 5 de Agosto del mismo año». Al día siguiente declararían en el cuartel de la Guardia Civil un total de 12 personas a las que se añadiría un detallado escrito remitido más tarde por el médico Juan Navas Ariza. En la fase de instrucción se añadirían nuevas denuncias y, aunque hubo dos casos -las hermanas Guiote Caballero- que no lo acusaron directamente, el resto, sobre todo el escrito de Juan Navas, lo hacían responsable ultimo de todos los sucesos ocurridos en Baena durante la revolución campesina.
El 20 de mayo de 1939 fue juzgado en Consejo de Guerra y, a pesar de que no pudo demostrarse que fuera el autor material de ningún crimen, se le condenó a tres penas de muerte a garrote vil, siendo fusilado junto con otros compañeros el 22 de junio de 1939 en las tapias del cementerio de Baena.