BATALLA DE VALSEQUILLO
EL CONTRAATAQUE REPUBLICANO
La batalla de Valsequillo, también conocida como la batalla de Peñarroya, fue una ofensiva de la guerra civil española iniciada por el Ejército Popular de la República el 5 de enero de 1939, como un ataque señuelo dirigido contra el desguarnecido frente de Extremadura.
Constituyó la última ofensiva emprendida por las tropas del Ejército Popular, a la vez que es una de las menos conocidas y estudiadas por la historiografía, en tanto que la atención principal estaba puesta en la batalla que estaba teniendo lugar en Cataluña. Si bien fue la ofensiva republicana que mayor territorio consiguió conquistar de todas las realizadas durante la guerra, el devenir de la guerra (con la derrota republicana en Cataluña) y el tratarse de un frente secundario empañaron el éxito de las tropas gubernamentales, que finalmente quedaría en nada tras la contraofensiva de los franquistas y la reconstitución del frente original.
Los combatientes
Bando republicano
Las fuerzas republicanas dispuestas para el ataque se encontraban al mando del general Antonio Escobar, jefe del Ejército de Extremadura, quien ya había destacado durante la contienda. El General Manuel Matallana supervisaría las operaciones desde su cuartel general en Pozoblanco. Estaban compuestas por las siguientes fuerzas:
- El XXII Cuerpo de Ejército, con las divisiones 47.ª, 70.ª y 10.ª. Al mando se encontraba el teniente coronel Juan Ibarrola.
- La Agrupación «Toral», al mando del Mayor de milicias Nilamón Toral, y que agrupaba a las divisiones 6.ª, 28.ª, y 52.ª.
- Hubo otras fuerzas; como apoyo, se encontraban la Columna «F» mandada por el mayor de milicias Bartolomé Fernández Sánchez, así como una agrupación de tanques y carros de combate. La Aviación republicana también desplegó algunas escuadrillas de apoyo a la ofensiva dada la notable inferioridad aérea franquista en este frente.
A partir del 16 de enero se enviaron algunos refuerzos, como fue la 38.ª División. En general, las unidades del Ejército de Extremadura eran muy numerosas en cuanto efectivos humanos, no así en lo que se refería a armamento y suministros. Algunas unidades estaban, incluso, mal vestidas, otras faltas de fusiles y en general faltas de moral ante el devenir general para la República.
Bando sublevado
Las fuerzas sublevadas en la zona eran menores debido a su escasa importancia estratégica. Las tropas que se encontraban formaban parte del Ejército del Sur al mando del General Gonzalo Queipo de Llano, con 13 divisiones de infantería y 1 de caballería que se extendían por la Andalucía Occidental ocupada por los franquistas y una parte de Extremadura, hasta llegar al río Guadiana. Una vez comenzada la ofensiva, Queipo de Llano organizó sus fuerzas en torno a dos grupos principales:
- Agrupación A: Dirigida por Francisco García-Escámez y formada por las divisiones 10.ª, 40.ª, 74.ª y 81.ª, se colocó al norte de las posiciones republicanas.
- Agrupación B: Mandada por Arturo Muñoz Castellanos y compuesta de las divisiones 60.ª, 112.ª y 122.ª, se situó al sur de las posiciones republicanas, centrando sus esfuerzos en defender Peñarroya.

Albendín
Puente sobre el río Guadajoz destruido

Valsequillo
Efectos de la batalla en la iglesia del pueblo

Valsequillo
Aspecto de una calle tras la batalla
BATALLA DE LOPERA
la presencia de las brigadas internacionales
La batalla de Lopera fue uno de los enfrentamientos más importantes que tuvieron lugar en el llamado Frente de Andalucía durante la guerra civil española. Tuvo lugar entre los días 27 y 29 de diciembre de 1936.
Cuando la batalla en torno a Madrid concluía, en el Estado Mayor Republicano se plantea la posibilidad de lanzar una ofensiva en el Frente de Córdoba, ya que allí se estaba organizando un nuevo Ejército del Sur bajo las órdenes del General Martínez Monge. Coincidiendo con estas discusiones en el bando republicano, en el bando sublevado lanza una ofensiva menor en este sector que después se conocerá como la Campaña de la Aceituna. Los mandos republicanos acuerdan seguir con sus planes de una ofensiva propia para hacer frente al ataque de los sublevados.
Las tropas sublevadas habían conquistado Lopera en la víspera de Navidad de 1936 y el 27 de diciembre la 1ª Compañía de las Brigadas Internacionales atacan la localidad con un mínimo apoyo de artillería y aviación, ataque que se salda con un fracaso estrepitoso. Al día siguiente se lanza otra ofensiva que también fracasa. El 29 de diciembre se suspende definitivamente este ataque debido a las altas bajas producidas, aunque también los sublevados tuvieron dificultades para continuar con el avance y suspenden a su vez su propia ofensiva.
Los combatientes
En esta contienda se encontraba por parte republicana la XIV Brigada internacional compuesta por 3 compañías cuyos integrantes eran ingleses y franceses. Por parte de los sublevados se encontraba la Columna del comandante Redondo compuesta por la brigada de choque del requeté andaluz.
Bando republicano
Luigi Longo, activista y político italiano que participó en la batalla, relató el ataque de los internacionales a Lopera de la siguiente forma: «De las cuatro de la madrugada a las once de la noche luchan por este pueblo. Llega la aviación enemiga en misión exploradora, deja caer su carga de bombas y dispara sus ametralladoras sobre las columnas que avanzan. La compañía inglesa marcha a la cabeza de la brigada. Los jóvenes trabajadores y estudiantes de Londres y Lancashire llegan hasta las primeras casas del pueblo, pero son obligados a retroceder: cae sobre ellos una tempestad de hierro y fuego. Deben consolidarse en una línea más retrasada; excavan refugios improvisados entre los olivos, en la tierra floja, se ocultan entre las gruesas raíces a flor de tierra y detrás de los troncos; resisten durante horas, sin ceder ni titubear.»
Pronto la XIV Brigada Internacional (al mando del general “Walter”) con tres batallones de mayoría francófona y anglófona es enviada al frente de Andalucía oriental, llegando a Andújar en tren desde Albacete el 24 de diciembre. Una nueva ofensiva de los sublevados liderada por Queipo de LLano, que luego llamaron la “campaña de la aceituna”, intentaba romper las posiciones republicanas que defendían el centro y este de la península en las provincias de Córdoba y Jaén. Además liberaría el bastión rebelde del Santuario de la Virgen de la Cabeza y se intentaba tener acceso a los interminables campos de olivos y la abundante cosecha de aceituna que se esperaba ese año.
El recién organizado Ejército del Sur republicano se lanza también a un rápido contraataque que intentara sorprender al enemigo, centrándose los combates en Lopera entre el 27 y 29 de diciembre. Sin embargo, el mismo 24 de diciembre ya tiene un primer batallón de brigadistas, El Sans Nom (por la variedad de nacionalidades), contacto con la guerra al ser casi aniquilado en la localidad de Villa del río. La falta de apoyo aéreo y artillero, así como una desastrosa dirección militar, les condenó en el intento de la toma del monte del Telégrafo. De los 600 hombres que lo intentaron solo sobrevivieron 160.
Lopera cayó en manos de los sublevados el día 24, donde tomaron las cotas más altas de la ciudad. Fuertemente armados con ametralladoras y artillería ligera, y con fácil defensa, los intentos de tomar la localidad fueron una auténtica carnicería. En la cota 320, tomada audazmente por el comandante Nathan de la compañía irlandesa, murieron cientos de brigadistas, sobre todo británicos e irlandeses, mientras eran masacrados por el fuego cruzado. Como en tantas ocasiones, la obsesión por el control de las cotas, unida a la falta de apoyo y malas decisiones de los mandos, determinaron el rápido final de muchísimos voluntarios.
s:
- El XXII Cuerpo de Ejército, con las divisiones 47.ª, 70.ª y 10.ª. Al mando se encontraba el teniente coronel Juan Ibarrola.
- La Agrupación «Toral», al mando del Mayor de milicias Nilamón Toral, y que agrupaba a las divisiones 6.ª, 28.ª, y 52.ª.
- Hubo otras fuerzas; como apoyo, se encontraban la Columna «F» mandada por el mayor de milicias Bartolomé Fernández Sánchez, así como una agrupación de tanques y carros de combate. La Aviación republicana también desplegó algunas escuadrillas de apoyo a la ofensiva dada la notable inferioridad aérea franquista en este frente.
A partir del 16 de enero se enviaron algunos refuerzos, como fue la 38.ª División. En general, las unidades del Ejército de Extremadura eran muy numerosas en cuanto efectivos humanos, no así en lo que se refería a armamento y suministros. Algunas unidades estaban, incluso, mal vestidas, otras faltas de fusiles y en general faltas de moral ante el devenir general para la República.
Bando sublevado
La Lo relata Bernabé Copado (nacionalista) que estuvo presente en los hechos: «A media mañana, comenzó como era de temer, el ataque enemigo con encarnecimiento de fiera salvaje. A la comandancia llegaban constantemente avisos pidiendo refuerzos: ¿Y de dónde sacarlos? Diciendo: que no podemos más; que se cuelan por tal parte; que avanzan por tal otra; que la avalancha de aquel cerro es imponente: y los fusiles de nuestros soldados nacionales puestos ya al rojo, y las ametralladoras funcionando sin descanso, y los mulos haciendo continuos viajes para aprovisionar las avanzadillas de municiones, y las calles todas del pueblo barridas por las balas de fusil y ametralladora enemigo. El empuje con que cargó el Requeté a la bayoneta fue tal que las líneas extranjeras quedaron desalojadas, dejando en el campo atravesados por el hierro de las bayonetas del requeté, numerosos cadáveres… El cañón siguió tronando hasta entrada la noche; pero los fusiles y las ametralladoras enemigas enmudecieron y nosotros respiramos. Nuestra artillería estuvo disparando a cero, y momentos hubo que el enemigo estuvo a cincuenta metros de nuestras piezas, y en los que los oficiales tuvieron que sacar las pistolas, y con ellas defenderse ellos y defender la batería.»

Lopera
Instantánea tomada durante la batalla

Lopera
Tropas franquistas a la entrada de la población

Lopera
Brigadistas internacionales antes de la batalla