Nacido en Mengíbar en 1890, su posición desahogada, ya que era un pequeño propietario agrícola, no le impidió afiliarse a la Sociedad Obrera de Trabajadores de la Tierra “La Moral del Obrero”, adscrita a la UGT.

Comprometido políticamente en partidos afines a la coalición republicano-socialista, en 1935 se afiliaría a la Unión Republicana, siendo más tarde alcalde de Cazalilla, vocal del Frente Popular y juez municipal durante dos años. Cuando comienza la guerra organiza las milicias de la localidad, hecho éste que agravaría su situación cuando es detenido al finalizar la contienda y sometido a Consejo de Guerra en Andújar el 12 de febrero de 1940. El fallo, siguiendo la petición del fiscal, le condenó a la pena capital, ejecutándose la sentencia el 28 de mayo de ese mismo año en las tapias del cementerio de Andújar. Se da la circunstancia de que su hijo de 21 años, Juan Zarrías Jareño, afiliado a las Juventudes Socialistas de Cazalilla, fue también condenado a muerte en el mismo procedimiento aunque finalmente se le conmutó por 30 años de presidio.

Como a tantos otros, tras el fusilamiento se le abrió expediente por el Tribunal Regional de Responsabilidades políticas de Granada incautándosele todos sus bienes.

 

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