Pasados los primeros meses del conflicto armado, la situación en la mayoría de los pueblos del sur de Córdoba se estabilizaría aunque el hecho de estar limítrofes a la provincia de Jaén, fiel a la República hasta el final de la contienda, hizo que la presencia y el movimiento de tropas fuera una constante que acabaría reflejada en las imágenes cotidianas de aquellos años. Junto a las clásicas fotografías de soldados realizadas, generalmente, para inmortalizar una amistad o para enviarlas a la familia, aparecerían también  otras relacionadas con homenajes y paradas militares en los pueblos que suponían un contraste con las tomadas en otras poblaciones, sobre todo del norte de la provincia, donde las acciones bélicas fueron mucho más frecuentes. Mención aparte merecerían las que se hicieron en Espejo y Castro del Río por Gera Tardó y Robert Capa en los primeros días de septiembre de 1936. Al margen de que las más icónicas estuviesen preparadas al efecto, resulta innegable que aún hoy siguen siendo para un amplio público las imágenes por excelencia de aquellos tres años de guerra en la provincia cordobesa.