La exaltación y el miedo

Tras el control por parte de los sublevados de los distintos pueblos del sur de Córdoba, las imágenes de los que acabarían ganando la guerra se hicieron cada vez más presentes. Carteles propagandísticos, bandos oficiales, adornos de los edificios públicos y emblemas de Falange en las entradas y lugares más destacados de las poblaciones empezaron a convivir junto a cruces de los caídos y desfiles militares que se mantuvieron en este caso hasta el final de la contienda. La exaltación de los vencedores quedaba perfectamente documentada aunque en los rostros de muchas de las personas anónimas que aparecen en las fotografías de estos momentos lo que parece adivinarse es el miedo, un miedo fruto de haber sido testigos excepcionales de una tragedia que marcó para siempre sus vidas y que perduró más allá del fin del conflicto armado.