Testimonios gráficos de la furia iconoclasta
Baena, Bujalance, Cañete de las Torres, Castro del Río, Espejo, Puente Genil… todos estos pueblos sufrieron especialmente la destrucción de su patrimonio religioso durante los primeros días de la contienda. Las imágenes de iglesias incendiadas y obras de arte destruidas se utilizaron como prueba evidente de que el bando sublevado mantenía también una guerra de religión, la «Cruzada», contra el marxismo y los «sin Dios». Las autoridades republicanas, a pesar de sus esfuerzos, no pudieron controlar la furia iconoclasta que se desató al inicio de la guerra y las pérdidas en el tesoro histórico artístico de la Nación fueron incalculables. La mayor parte de las fotografías en los pueblos del sur de Córdoba fueron tomadas en el verano de 1937, siendo la cámara del sevillano Sancho Corbacho la que captó mayor número de instantáneas.