Santiago Cortes González nació en Valdepeñas de Jaén el 7 de junio de 1897. Interesado desde muy joven por la milicia, realizó desde 1915 exámenes de ingreso a distintas academias militares, logrando acceder en 1917 a la de Infantería de Toledo donde obtendría el despacho de alférez cuatro años más tarde.
Destinado brevemente en Pamplona y Granada, se uniría voluntario tras el desastre de Annual de junio de 1921, a las tropas del General Sanjurjo en Melilla, participando en los combates de Casabona, Gurugú y Nador.
En octubre del mismo año pasa a Zaluñán con la brigada del general Cabanellas, tomando parte en la reconquista del monte Arruit. Ascendido a teniente y destinado al batallón de cazadores de las Navas nº 1, se le encomendaría en marzo de 1922 el mando de una compañía de ametralladoras en Larache, siendo en julio de ese mismo año cuando se le traslade a la península para incorporarse al batallón Alba de Tormes nº 2, establecido en Ronda. Allí permanecería hasta 1926 en que solicitó su traslado al cuerpo de la Guardia Civil.
Como teniente del instituto armado realizó prácticas en Andújar y mandó sucesivamente las líneas de Alcaudete (1927-1930), Valdepeñas de Jaén (1930-1931), Villanueva del arzobispo (1932-1933) y Torredelcampo (1933-1934). En 1932 avanza en el escalafón, en el que ocupaba uno de los últimos lugares a causa de su traslado desde el arma de Infantería en 1926.
En agosto de 1934 asciende a Capitán y pasa a la Comandancia de Jaén donde estaría al mando de la 6º compañía hasta abril de 1936.
Fue especialmente contundente con la represión de los alborotos obreros, especialmente durante la revolución de 1934 en la cual aborta una manifestación en Mancha Real en la que participan diputados socialistas. Debido a las quejas de dichos diputados fue sancionado y destinado a la plana mayor de la Comandancia de Jaén, donde será nombrado Cajero- habilitado, cargo que ostentaba cuando se produjo el levantamiento.
Cuando se produce el levantamiento, de encontraba de licencia médica pero no duda en ponerse a las ordenes de sus superiores en Jaén, desde donde parte con las fuerzas destinadas en Linares, Úbeda , Andújar y Jaén hasta el Santuario de la Cabeza, donde serian asediados durante 9 meses. El capitán es herido el 1 de mayo de 1937 y fallece por esas heridas al día siguiente en el hospital de sangre instalado en las Viñas (Andújar).
Tras su muerte se le concedió la Cruz Lauredada de San Fernando, máxima distinción militar de España, por su actuación al frente de la defensa durante el asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza. Asimismo, en 1940 fue condecorado con la Cruz de Guerra, la Medalla de la Campaña y la Cruz Roja al Mérito Militar.