Alejandro Lerroux y García nació en La Rambla el 4 de marzo de 1864. De origen modesto, su padre era un militar del Cuerpo de Veterinaria, que había trabajado en su juventud de aprendiz de herrador y que con ahorros propios accedió a la Escuela de Equitación. Cuando Lerroux vino al mundo, su padre era ya capitán y estudiaba Medicina para promocionarse. Precisamente, esta circunstancia le llevó a un periplo de traslados que le hicieron vivir en distintas zonas de la geografía peninsular, fomentando durante su infancia una cierta sensación de desarraigo. 

Ya en su juventud, y aunque en un principio quiso dedicarse a la milicia, desempeñó diversos trabajos como agente de seguros, corredor de bolsa o meritorio subcontratado, siendo a partir de 1890 cuando se vincule al periodismo, desarrollando un estilo agresivo y populista que le llevó a ser conocido en El País —órgano oficial de la facción republicana liderada por Ruiz Zorrilla—, aunque más tarde acabaría fundando su propio diario republicano, El Progreso, que se hizo con gran parte de los redactores que trabajaban en el primero. Durante este periodo, las afirmaciones vertidas en algunos de sus artículos le trajeron problemas con la justicia, llegando a pasar nueve meses en prisión por varias condenas acumuladas.

 

En los albores del siglo XX se trasladó a Barcelona y posteriormente a El Tejar, donde fue nombrado director del diario La Publicidad, que se acabaría convirtiendo en sus órgano personal y del que mantuvo el control hasta 1906 cuando fue cesado fulminantemente por su abierto apoyo a los “hechos del ¡Cu-Cut!”. Ese mismo año fundaría en la misma ciudad el diario El Progreso​.

En su faceta política, Lerroux militaría desde su juventud en los partidos republicanos, siendo su principal mentor Manuel Ruiz Zorrilla —líder histórico del republicanismo—. En 1901 fue elegido diputado por primera vez, escaño que revalidó durante los comicios de 1903 y 1905. Hacia 1903 el movimiento conocido social y político conocido como lerrouxismo, por haberse creado en torno a su propia figura, había alcanzado en Barcelona su momento cumbre.​ Ese año, además, participó en la fundación de la Unión Republicana, entre cuyos miembros se había contado con el republicano «histórico» Nicolás Salmerón. Sin embargo, pronto acabaría distanciándose y en 1908 funda y lidera el Partido Republicano Radical (PRR), donde podría en práctica una retórica demagógica caracterizada por un discurso obrerista, anticlerical y diametralmente opuesto al incipiente nacionalismo catalán. Posteriormente,  adoptaría posiciones más moderadas, jugando un importante papel en la proclamación de la Segunda República.

Enfrentado a los gobiernos de Azaña durante el llamado bienio «reformista», a partir de septiembre de 1933 asumiría la presidencia del Consejo de Ministros y se convirtió en uno de los principales árbitros de la situación política durante el bienio «radical-cedista». Sin embargo, este giro hacia posiciones mucho más conservadoras, llevó a su partido a sufrir varias escisiones, a la par que un notable descrédito dañaría su figura como consecuencia de una serie de escándalos de corrupción que se hicieron públicos a finales de 1935.

Tras el hundimiento del Partido Radical en las elecciones de 1936, Lerroux desapareció del escenario político, asumiendo el descalabro político de la formación que vio reducida su representación parlamentaria a 5 escaños.

Conocedor por su múltiples contactos de que se estaba gestando un levantamiento militar, el 17 de julio de 1936 abandonó su finca segoviana de San Rafael, donde se encontraba pasando unos días de descanso, y marchó precipitadamente hacia Portugal, manteniéndose en el exilio durante el resto de la contienda. Durante este periodo, al igual que muchos antiguos «radicales», Lerroux mostró su apoyo el bando sublevado, enviando en el primer aniversario de la contienda, un mensaje de adhesión al general Franco.

Enfermo y octogenario, regresó a España en 1947, instalándose en Madrid, donde fallecería dos años más tarde.

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